14 abril, 2015
Todos estamos familiarizados con el funcionamiento de la telefonía tradicional, es decir, de las comunicaciones que se realizan a través de un teléfono fijo. Si bien la mayoría de las personas no conoce los tecnicismos de este sistema, se intuye que los aparatos están conectados a la red del proveedor local, la empresa que nos cobra por el servicio, y que esta se encarga de realizar el proceso de comunicación a través de las redes de cableado destinadas a tal fin. Esto es así desde hace más de un siglo.
Afortunadamente, la tecnología nos brinda la posibilidad de mejorar la manera de comunicarnos con otras personas a través del teléfono. En este contexto nace la tecnología VoIP. Su nombre proviene de la conjunción de los términos que hacen posible la transmisión de voz por Internet. De esta forma, mediante VoIP, es posible convertir los sonidos emitidos al hablar en datos digitales, los cuales se envían a destino a través de Internet. Este proceso permite una reducción considerable de costos, al evitar el uso de las redes tradicionales de comunicaciones, y los gastos que implica pagar a las empresas para su utilización.
La telefonía IP se encuentra disponible para tanto para empresas como para el hogar desde hace más de una década, siendo la universalización actual de Internet lo que permite que cualquier persona en el mundo pueda acceder a ella sin problemas. La principal ventaja de la telefonía IP consiste en la disponibilidad del servicio siempre que el usuario tenga acceso a una conexión a Internet. Otra de las ventajas de la utilización de esta tecnología es la reducción de costos frente a la telefonía tradicional, puesto que la utilización de la tecnología VoIP no necesita de la estructura montada para los teléfonos tradicionales, y sus costos fijos asociados.